El papel de los Servicios Hidrológicos ante el problema de las inundaciones
- 7 abr
- 4 Min. de lectura

Las inundaciones fluviales suponen uno de los riesgos de origen natural más costosos en términos económicos, sociales y medioambientales. En un contexto de creciente incertidumbre climática, es esencial adoptar un enfoque estratégico que permita reducir los daños causados por avenidas. En ese marco, el papel de los servicios hidrológicos es más importante que nunca.
Una estrategia coordinada frente a un fenómeno complejo
La gestión de inundaciones exige una acción conjunta y planificada que combine infraestructuras, tecnología, gobernanza y participación ciudadana. Pero ninguna de estas acciones puede funcionar sin una base sólida de conocimiento basada en la información hidrológica de calidad. La anticipación a los peores efectos potenciales de una avenida requiere contar con datos precisos, continuos y actualizados. Son imprescindibles.

En ocasiones, no será posible evitar daños materiales, pero casi siempre será posible salvar vidas humanas, pudiendo llegar a pérdidas cero, o, al menos, a que queden limitadas a las accidentales, tristemente inevitables.
Los servicios hidrológicos - estructuras técnicas formadas por profesionales especializados - se encargan de recoger, analizar y distribuir esta información vital. Estos equipos se enfrentan a desafíos técnicos crecientes, por lo que su actualización y modernización resulta crítica. Y también necesitan estímulos.
Modernización recurrente de los servicios hidrológicos
La modernización de los servicios hidrológicos no es una opción, sino una necesidad. El uso de nuevas tecnologías, siempre en evolución, de medición y observación, la modelación hidrológica avanzada o las plataformas de “big data” permite mejorar la capacidad predictiva y operativa de estas instituciones.

Además, la integración de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático en la gestión de datos y modelos ofrece posibilidades inéditas para pronosticar crecidas, emitir avisos y diseñar sistemas de respuestas rápidas y eficaces. Esta innovación, sin embargo, requiere una inversión constante, no solo en tecnología, sino también en recursos humanos altamente capacitados.
La importancia de la formación y el entrenamiento continuos
Uno de los pilares clave para la efectividad de los servicios hidrológicos es la formación especializada. Los retos actuales, como las lluvias torrenciales cada vez más frecuentes o la interacción entre los sistemas urbanos y los naturales, requieren técnicos e ingenieros con conocimientos actualizados y con capacidad para actuar con rapidez.

Es fundamental impulsar programas de entrenamiento continuo para que los profesionales puedan enfrentarse con solvencia a situaciones críticas, interpretar correctamente los datos y los modelos, y colaborar con otros agentes del territorio. Además, la formación debe ser también multidisciplinar, conectando la hidrología con otras áreas de conocimiento o de actuación, como la gestión ambiental, la planificación urbana y la ordenación del territorio, la gestión de emergencias y la operación de obras hidráulicas.
Información y educación pública. Bases para la autoprotección.
El ciudadano también es un agente activo en situaciones de emergencia. Las capacidades de autoprotección de las personas son la principal garantía para evitar pérdidas humanas. Cualquier enfoque que no se base en esta premisa requeriría “un ángel” detrás de cada persona.
La preparación del público requiere que cada persona conozca los riesgos, tenga cierto conocimiento de los fenómenos hidrometeorológicos y sea capaz de interpretar los avisos y otra información hidrológica.

El ciudadano debe contar con iniciativas orientadas hacia su educación en la materia, que tienen que surgir de las administraciones, especialmente de las agencias especializadas. Su autoprotección dependerá de su entendimiento. Pero el público tiene que confiar en las instituciones y sus profesionales, y desconfiar de los usurpadores oportunistas y demás “gritones digitales”, tan comunes en esta época de excesos de información sin filtros. Si confiamos en la democracia y en la libertad, el responsable de aplicar filtros tiene que ser el mismo ciudadano, pero para ello debe contar con cierta formación y estar acostumbrado a recibir información por parte de los especialistas apropiados.
Colaboración público-privada para soluciones sostenibles
Tanto el sector público como el privado tienen mucho que aportar. Las administraciones deben liderar la planificación y la regulación, la estabilidad y la continuidad a largo plazo, pero las empresas y los profesionales independientes pueden ofrecer soluciones tecnológicas (modelos de pronóstico, herramientas de análisis y recursos para la implementación), estructuras humanas flexibles y ágiles, y capacidad de adaptación a una realidad cambiante. Esta sinergia entre actores es esencial para desarrollar una red de servicios hidrológicos resiliente, moderna y bien dotada.
Costes asumibles, beneficios incalculables
A menudo se percibe el coste de la inversión en modernización y en recursos humanos como elevado. Pero, por el contrario, es en realidad una inversión con un retorno altísimo si lo comparamos con las pérdidas que ocasionan las inundaciones cada año. La preparación es siempre más rentable - y más humano - que reparar, y es moralmente obligada cuando hay vidas en riesgo, como es el caso.

Conclusión
La reducción de daños por inundaciones pasa necesariamente por el fortalecimiento de nuestros servicios hidrológicos. Esto implica modernizar sus infraestructuras, actualizar sus tecnologías, mejorar la calidad de sus datos y, sobre todo, formar, entrenar y estimular a sus profesionales con visión de futuro.
En estos tiempos en los parece que el clima puede sorprendernos, y cuando hay una ocupación alta y creciente del territorio, la preparación marca la diferencia entre el desastre y la resiliencia. Apostar por una gestión hidrológica moderna, eficaz y basada en el conocimiento es apostar por un futuro más seguro para todos.
Ahora más que nunca, incluso en el contexto político actual en el que pareciera que hay quien quiere volver a esquemas patrimonialistas propios de otras épocas, los enfoques fundamentados en el concepto de burocracia procedimental, basados en profesionales formados y entrenados, con organizaciones que funcionan con la excelencia, el mérito y la capacidad como máximas, se evidencian como la única solución posible.
Ya ha habido avances importantes en hidrología operacional, pero no es suficiente.
Se nota una larga experiencia